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Hay una razón, o, mejor dicho, varias, por las que pueden rozarte las sandalias, y no hay molestia más incómoda que la que se sufre con cada paso. Los roces provocados por las sandalias de verano no son exclusivos de algunas personas o de determinados tipos de pie; tienen mucho más que ver con el tipo de calzado. Te contamos a continuación tres causas por las que las sandalias pueden hacerte daño y algunos trucos para evitarlo:
¿Por qué te rozan las sandalias?
Ampollas y rozaduras por el material de la sandalia
El calzado de verano se lleva habitualmente sin calcetines ni medias, lo que significa que el tejido o el material con el que están hechas las suelas, las tiras de las sandalias e incluso la hebilla que las abrocha entra en contacto directo con tu piel. Es cierto que algunas personas pueden ser más sensibles a determinados materiales que pueden provocarles alergias o algún tipo de dermatitis en los pies, sin embargo, la probabilidad de reacción alérgica es menor cuánto más natural sea el componente del calzado. En la mayoría de las ocasiones no es el tejido en si mismo o el material el que provoca la alergia, sino los tratamientos químicos que se les hace y las terminaciones, pinturas, etc. que pueden llevar. Además, ten por seguro que cuánto más sintético sea el material de la sandalia o de la manoletina menos transpiración tendrá el pie, así que muchas ampollas o rozaduras surgen por la propia sudoración y el roce de piel muy sensible y delgada que habitualmente va protegida, como la del tobillo, con materiales plásticos.
Un truco para evitar rozaduras con tus sandalias nuevas es humedecer un poco el calzado para que el material de las tiras se flexibilice. También podemos aplicar vaselina en las zonas más “peligrosas”. Pero, sin ninguna duda, lo mejor será apostar por unas sandalias de piel o de materiales más naturales y con menos elementos sintéticos.
Dolor en la almohadilla del pie: la rigidez de la suela
Si hablamos de metatarsalgia no te decimos nada, pero seguro que reconoces esta afección si hablamos de dolor punzante en las almohadillas de la planta del pie. Las suelas duras y rígidas provocan que el impacto de nuestra pisada (y todo el peso de nuestro cuerpo) lo absorba la planta del pie en forma de choque. Esa sensación tan molesta y dolorosa al pisar, que puede derivar en grandes callos, es consecuencia directa de una sobrecarga en la parte delantera de la planta del pie. Si además añadimos un factor que propicia ese exceso de peso en el punto de las almohadillas, como el tacón, ¡Apaga y vámonos!
Siempre puedes contar con una plantilla de gel de las que venden en farmacias y parafarmacias. Existen unas plantillas adhesivas específicas para esa zona, altamente recomendadas si tienes una boda y vas a pasar muchas horas de pie con tacones, pero, además, será mejor que te asegures de que la suela es flexible, de dos cm. como mínimo, y que cuenta con cierta amortiguación para que ayude a tu pie con esa sobrecarga y el impacto tan localizado.
Roces por la talla equivocada
Puede parecer obvio, pero elegir la talla de nuestras sandalias correctamente no es tan fácil. Según un estudio llevado a cabo por el Colegio de Podología de Reino Unido en 2017, casi la mitad de las mujeres no lleva su talla exacta de calzado. Si el pie no está lo suficientemente sujeto o por el contrario alguna tira o la puntera del zapato nos aprieta demasiado, la rozadura está confirmada. Lo mejor para acertar con la talla es probar las sandalias, y caminar con ellas un poco por casa antes de estrenarlas en la calle. Como esto no siempre es posible, atentos a este truco: para las marcas que utilizan tallaje europeo, hay que multiplicar la medida del pie en cm. (desde el talón hasta la punta de los dedos) por 1,5. Recordemos que al andar, nuestro pie se estira, y es mejor añadir 0,7 cm. a esa medida de la planta del pie (por eso nuestras madres, cuando nos probaban zapatos de pequeños nos insistían en que echáramos el pie lo más adelante posible, tocaban donde teníamos el dedo gordo y comprobaban que uno de sus dedos cabía en el hueco que quedaba en la parte trasera). Con el auge del comercio electrónico, lo mejor es que elijamos una tienda online en la que podamos pedir dos pares de sandalias o bailarinas y tras probárnoslos en casa podamos devolver fácilmente el que no nos convenza.
¿Necesitas sandalias cómodas para este verano?
En Raquel Pérez tenemos un montón de modelos. Además, no cobramos los gastos de envío y tienes hasta quince días para decidir si te quedas o devuelves tu producto. Si no te convence cuando llegue no te haremos vales o te pondremos pegas, te reembolsamos el dinero y punto. Nuestra política de envíos y devoluciones está diseñada desde el convencimiento de que tus sandalias nuevas enamorarán a tus ojos y también a tus pies, y no querrás quitártelas en todo el verano.